La Bienal Nacional de Pintura y Grabado “Alfredo Zalce” premia la ociosidad

Jesús Jiménez. Ganador en la categoría "Grabado"

Si cualquier impresión sobre un papel puede ser un grabado y cualquier cosa puede ser llamada “arte” ¿cuál es el sentido de hacer una bienal de pintura y grabado donde lo importante no son las obras ni sus técnicas, sino los discursos que las validan?

Bajo estos criterios cualquier persona puede ser un artista. Aunque en realidad no es tan simple, porque para que esa persona ostente el título de artista y gane premios debe ser designada por un selecto grupo integrado por curadores y directores de museos. Como si recibiera un título nobiliario. Es decir, bajo estas reglas, el artista no es artista por su talento, creatividad o expresión única, lo es porque un jurado de “expertos” lo designa como tal y designa su obra como valiosa, importante y vigente, aunque de un simple sello se trate.

Rogelio Manzo. Ganador en la categoría "Pintura"

Octavio Vázquez, Berenice Torres y Santiago Espinosa de los Monteros integran el jurado de la XII Bienal de pintura y grabado “Alfredo Zalce” que premió, de manera unánime, a Rogelio Manzo y Jesús Jiménez en las categorías de pintura y grabado respectivamente. Aunque la obra de Manzo tampoco merecía un premio, ya que no es una pintura sino una fotografía intervenida, es la premiación de Jesús Jiménez la que ha inconformado a varios participantes, pues su obra tampoco es un grabado y su reconocimiento viola las bases de la propia convocatoria:


[…] las obras deberán pertenecer a las técnicas de grabado tradicional: aguatinta, aguafuerte, punta seca, barnices, xilografía, litografía, linóleo, y mezzotinta.


Los artistas inconformes han emitido comunicados en redes sociales retirando su participación en la Bienal y solicitando la devolución de sus obras a Vicente Guijosa, director del Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce, manifestando su indignación por la falta de criterio en la premiación.

Sin embargo, parece que los artistas inconformes cometen un error al evitar cuestionar también el valor artístico de la obra premiada, diciendo en sus comunicados que el mismo no está a discusión. Si ellos también consideran que estampar un sello como el que podemos encontrar en cualquier oficina, cuyo uso no requiere ninguna habilidad mayor a la que cualquier niño posee, mucho menos talento, es hacer arte y el resultado es digno de ser exhibido en un museo, ¿cuál es el punto de reclamar su premiación?

La pieza “Cuarentena circular” de Jesús Jiménez es un papel albanene donde él estampó durante cuarenta días, con un sello fechador, la fecha del día hasta formar un círculo con la repetición de fechas.

En sus propias palabras indica que “fue una taracea que le ayudó a sobrellevar de manera creativa la cuarentena” y “las improntas acumuladas de manera circular hacen eco de un calendario azteca” [sic].

El Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce junto al jurado de la Bienal han emitido también un comunicado donde, en vez de corregir el error, respaldan el veredicto del jurado, pues no solo no reconocen que violaron las bases de la bienal, justifican su decisión exacerbando características y bondades que la “obra” simplemente no posee.

Expresan en su comunicado que muchas de las obras más relevantes no se apegaban totalmente a la tradición del grabado. Si este era el caso, entonces debió declararse desierto el premio, en vez de dárselo a una “obra” que no es un grabado y que tampoco podemos considerar arte. Sin embargo, justifican su decisión apelando a que pasaron por alto estas faltas en las obras participantes e insinúan que, como la obra premiada pasa a formar parte del acervo del museo, deciden premiar a Jesús Jiménez por la profesionalidad de su enmarcado. ¡Como si una dependencia cultural estatal no pudiera costear un reenmarcado profesional con calidad de museo! Además, esta aseveración se contrapone al hecho de que están premiando el discurso escrito por encima de la calidad matérica.

Justifican también su decisión diciendo que la obra posee “gran y vigente actualidad”. Si al hablar de actualidad se refieren a que la “obra” contiene fechas estampadas, parecen desconocer el hecho de que esas fechas dejan de ser actuales en cuanto pasamos al siguiente día del calendario. Estampar fechas en un papel no es un testimonio de un evento mundial como el que estamos viviendo por el COVID19. Cuando todo esto haya terminado, seguirán siendo solo fechas en un papel y quien pretenda “interpretarla” tendrá que leer un aburrido texto curatorial lleno de lugares comunes para “entenderla”.

Premiar estas obras es insultar la herencia artística y social que el grabado y la pintura tienen en la historia mexicana, la inteligencia del público y el trabajo que pintores y grabadores serios realizan para poder desarrollar una sola obra.

Si ya eliminaron el talento, la habilidad y la técnica como elementos fundamentales del arte, ¿para qué seguir llamándole “Bienal Nacional de Pintura y Grabado”? ¿Por qué no llamarle de otra forma y dejar la simulación? Si a estos organizadores y jurados no les interesan la pintura y el grabado, están en su derecho de hacer certámenes conceptuales y premiar los objetos más absurdos que sus amigos y seguidores les presenten. ¿Por qué no ser honestos y admitir que desprecian el grabado y la pintura?

La evidente limitación creativa de Jesús Jiménez, que parece confundir la ociosidad disfrazada de terapia ocupacional con una práctica artística; nos hace deducir que este no es un premio para artistas, es un premio para curadores; y pareciera que incluso, es un premio gremial, pues él es miembro del equipo curatorial de la Bienal FEMSA. Por lo pronto, su creación ha sido recompensada con $70,000.00 pesos y el gobierno de Michoacán ahora tiene en su acervo un papel con fechas estampadas, aunque no sepamos cómo se beneficia la cultura, mucho menos el público, con esta adquisición.


Este artículo fue publicado en el suplemento La Gualdra del periódico La Jornada Zacatecas el pasado lunes 5 de octubre en su edición No. 450.


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